Sin título. 1993
Oxidos minerales, mosaicos de mayólica esmaltada en blanco sobre pasta roja
50 x 70 x 3 cm
Colección familia Poletti, Arcade, Treviso, Italia

Sección "Historia y destino: El legado africano"

Belkis Ayón se suicidó en La Habana a la edad de treinta y dos años, dejando tras de sí una obra extraordinaria, fundamental para la historia del grabado contemporáneo. Había elegido a la Sociedad Secreta Abakuá como tema central de su obra. Originaria de la región de Calabar (actual territorio nigeriano), lo Abakuá fue llevado a Cuba por esclavos africanos a principios del siglo XIX. Es una hermandad creada por hombres para hombres, que estigmatiza y segrega a las mujeres, una sociedad secreta con una estricta disciplina y ética que guarda su inexpugnable misterio y que ha sobrevivido intacto hasta hoy a la transformación política y socioeconómica de la nación cubana. Belkis Ayón hibridó lo Abakuá con elementos del cristianismo primitivo, referencias a otras creencias religiosas, a diversos periodos históricos y culturas que le sirvieron de cita o excusa simbólica para construir un discurso universal que arremetía contra la marginalidad, la frustración, el miedo, la censura, la violencia, la impotencia y la falta de libertad en su propio entorno cubano en la década de los 90 del siglo XX.

En La Sentencia, 1993 "La princesa Sikán apenas puede moverse en el monte, está herida por ramas afiladas enterradas en su piel, como las flechas de San Sebastián. Sus dos manos están encadenadas, pero otras dos se ven al fondo y tienen una cruz dibujada en las palmas; otra mano señala una de las cruces con tanta claridad que no podemos evitar fijarnos en ella: Sikan está condenada a morir". (Cristina Vives en cat. Belkis Ayón. Colografías, Museo Reina Sofía, Madrid, nov. 2021)

© Texto: Cristina Vives