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Entrevista sobre su obra en la Trienal de Yokohama 2017, el desarrollo de su proceso creativo y sus fuentes de inspiración.
Por Pat Binder & Gerhard Haupt | ago 2017Binder & Haupt: Nos ha llamado la atención que utilizas la palabra “Sur” en español como título general de las obras que exhibes en la Trienal de Yokohama de este año. Viendo este título, sabiendo además que te has criado en España y estudiado lingüística e idiomas, entre otras cosas, antes de volcarte a las artes visuales, no podemos dejar de pensar en algunos cuentos de escritores latinoamericanos, como “El Sur” de Jorge Luis Borges, o “La autopista del Sur” de Julio Cortázar. ¿En qué medida te han inspirado estos autores o la literatura en general? ¿O los consideras más bien como aliados o compañeros de viaje en tu camino de crear metáforas para comprender el mundo y nuestro lugar en él?
Yoi Kawakubo: De hecho, el título de la serie de obras en exposición está definitivamente inspirado en mi experiencia y disfrute de la literatura y el cine de España y América Latina. Me gusta mucho cómo los designan “aliados o compañeros de viaje” y lo encuentro muy apropiado en este caso, ya que prefiero las referencias literarias o de otros campos más que las de la historia del arte visual.
Comencé a tomar libros y películas como marco de referencia de mis obras a partir del 2012, preparando mi primera exposición que incluía únicamente fotografías. En aquella muestra titulada Speak the Unspeakable traté de ofrecer una experiencia meta-fotográfica al espectador, basada en mis reflexiones sobre fotografía en general y sobre el “Tractatus Logico-Philosophicus” de Ludwig Wittgenstein, que, para explicar el proceso cognitivo y de autoconciencia, utiliza una analogía declarando que nuestros ojos deben ser invisibles para nosotros mismos para que puedan ser nuestros ojos. De una manera similar traté de sondear los límites del proceso cognitivo ̶ y de la propia invisibilidad en este proceso ̶ a través de la analogía de una cámara tomando una fotografía.
Ésta era una época en la que desarrollaba mis ideas sobre todo en base a una lógica verbal ̶ especialmente en japonés ̶ , pero había momentos en los que sentía una gran frustración, como si estuviera atrapado en mi propia estructura lógica. Pero poco después descubrí unas obras de Rudolf Steiner, expuestas en la 55a Bienal de Venecia, que habían sido comentadas por Borges en el pasado. Allí me di cuenta que Steiner y Borges conectaban el lenguaje y la intuición de una manera en la que nunca antes había pensado y tomé conciencia de cómo mi 'mente japonesa’ ̶ al desarrollar mis pensamientos en japonés ̶ se basaba mucha más en la lógica que mi ‘mente hispánica’, que adquirida a una edad temprana con un aprendizaje relacionado más a lo somático ̶ como usualmente se compara la lengua materna con la segunda o tercera lengua ̶ , era más intuitiva y estaba más conectada con mi cuerpo físico. También comencé estar altamente consciente del carácter particular, personal e innombrable que tiene para mí cada palabra y cada letra ̶ algo, por supuesto, completamente distinto a lo que podría ser para otra persona y viceversa ̶ como, por ejemplo, un paisaje en la memoria distante de alguien, con un apego muy particular, pero difícil de verbalizar.
Esto me orientó a formas más intuitivas de desarrollar asociaciones de ideas, prácticas y acciones, para desbloquear procesos de pensamiento verbal, en momentos en los que mis procesos lógicos se habían atascado. En el fondo, creo que la intuición es ilusoria en la mayoría de los casos, y que si nuestro conocimiento del mundo se hubiera basado en la mera intuición, aún creeríamos que la tierra es plana y que las estrellas y el sol son los que giran alrededor de la tierra. Pero hay momentos en la literatura, las artes y en la fe, en que la intuición con forma de imaginación proveé indicios extraordinarios para el avance de un proceso determinado.
De esta manera incorporé el recurso intuitivo en el trayecto lógico de la producción de mis exposiciones, creando un péndulo entre una construcción racional de pensamientos y una gestación intuitiva de ideas. Desde entonces tengo siempre un libro o una novela como 'trasfondo' de lectura durante la preparación de cada exposición en particular, por ejemplo, las “Ficciones” de Borges durante mi muestra The Children of the Sun Dreaming of a Hidden Place, 2014; “Cien años de soledad” de García Márquez durante Two million years of solitude, 2015; el “Ulysses” de Joyce para Fall en el 2016; “Hopscotch” de Cortázar para mi muestra Stella Maris was a name I found in a dream, 2016; o “La disparition” de Perec (en español) y “El nombre de la rosa” de Eco para la Trienal de Yokohama.
Pero, como uno podría pensar, estas lecturas en español no siempre se manifiestan como referencia visible en la obra, sino que pueden repercutir en mi mente más bien de forma inconsciente, de manera que al final lo que hay es un ‘ruido de fondo’ de literatura apenas discernible en las exposiciones, como remanentes de palabras flotando en el aire de una habitación luego de una lectura poética.
Según la teoría somática ̶ basada en la Hipótesis de los marcadores somáticos, de Antonio Damasio ̶ se podría explicar que las experiencias lingüísticas primitivas personales que surgen durante el proceso de lectura en español, influenciarían mi toma de decisiones a través del proceso creativo, materializándose de esta manera, indirectamente, en el resultado físico de la obra de arte.
Sin embargo, personalmente siento que la resonancia ̶ si es que hubiera alguna ̶ entre mi obra concluida y la literatura que estudio en paralelo al período de producción, más que una conexión temática, es más bien un ritmo lingüístico al que está sometido todo el flujo narrativo. Si establecemos una analogía musical, no sería la melodía recurrente, ni el tema o planteo musical lo que conecta ambas obras, sino algo más profundo y menos obvio, como el toque rítmico, el ‘groove’ o el ‘tempo’ común de un grupo particular de músicos o de obras musicales.
Binder & Haupt: En las obras expuestas uno puede reconocer que abordas la noción de “tierra / land” a partir de diferentes aspectos: Como superficie terrestre y proyección cartográfica; como material, tierra, suelo, para referirte a un origen personal; como propiedad y valor económico; como terreno y territorio político; como sustancia envenenada por la acción humana. Y siendo que “El Sur” siempre ha tenido una resonancia de “lejanía”, “barbarie” “tierra prometida”, y además te refieres en la primera obra explícitamente a “Terra Australis”, la pregunta que nos surge en relación a todo esto es: ¿Qué futuro ves, o deseas ver, para nuestra Terra Australis ̶ el continente antártico ̶ y su estatus de condominio, en base al tratado antártico, según el cual las actividades mineras o militares, o el echar basura, están prohibidos y por el contrario la investigación científica y ecológica favorecidos?¿Te parece que la humanidad será capaz de mantener esta utopía?
Yoi Kawakubo: Para esta exposición, cómo han observado agudamente, he tenido en mente el sentido “misterioso” y “lejano” de las palabras “El Sur” ̶ lo que es sin duda menos contundente en el inglés “The South” ̶ , que se hallan latentes en el cuento de Borges, o en la película El Sur de Victor Erice, como una forma de referencia a “Utopia” o a “un lugar en ninguna parte”.
También quiero agradecer la interesante observación que han hecho sobre cómo la palabra “tierra” [en español en el original, N. del T.] y su significado de “terreno”,“suelo” y “planeta” en español, implica las nociones que mencionan, y al respecto también quisiera comentar que siento que “tierra” [en español en el original, N. del T.] podría ser un punto de conexión a escala humana entre la dimensión microscópica o cuántica del universo ̶ partículas cuánticas construyendo átomos, construyendo moléculas, que forman los metales que configuran el planeta ̶ y el lado gravitacional físico o macroscópico ̶ estrellas, clusters de galaxias y materia oscura ̶ del universo.
Habiendo aclarado esto, pienso que a pesar de las ‘turbulencias’ que la actual sociedad mundial está atravesando, quiero creer firmemente que la actividad humana o la actividad que pueda llegar a reemplazarnos, siendo que la inteligencia artificial gradualmente se hace cargo de nosotros, mantendrán el terreno y tratado antártico como base o símbolo para un nuevo paradigma social, en el momento de romper con el actual, basado en el derecho individualista a “la vida, la libertad y búsqueda de la felicidad” (o a la “vida, salud, libertad o posesiones” como John Locke lo definió originalmente en Law of Nature Ch. 2.6, en Two Treatises of Government, 1698/1690).
Binder & Haupt: ¿Hay algún aspecto de tu obra o contexto de ideas que te parece importante que el espectador conozca, para que pueda entender mejor, disfrutarla más, o para reflexionar sobre tu exposición en la Trienal de Yokohama?
Yoi Kawakubo: Para esta muestra, como en muchos de mis trabajos, las obras no son a menudo completamente físicas, sino más bien un “vestigio”, una representación de la ausencia del objetivo mismo. Por ejemplo, el muro pulido de Atlas’ Walls es liso como mármol y es una representación de cifras que no tiene volumen y que desaparecerá en el momento en que las paredes vuelvan a ser pintadas.
En Kingdom of a Thousand Suns el celuloide presentado es un “registro” de la exposición a la radiación invisible en Fukushima, y el contrato de energía solar es una “copia impresa” de los trucos financieros inmanentes en nuestra sociedad simbólica altamente compleja.
O los 52 kilos de tierra y la película to dig a hole son un mero documento del acto de cavar un pozo en ciertos terrenos, que apenas sirve como escalón para el espectador en imaginar una red de conexiones, de acciones supuestamente llevadas a cabo o de historias ficticias.
Para la obra Slice of a torus for Terra Australis, como el título sugiere, el dibujo presentado es “la punta de un iceberg”, que es un mapa toroide completo. Decidí realizar un mapa con la forma de un “torus”, porque es una forma que no tiene bordes ̶ cuando los dos extremos horizontales de un plano se juntan se forma un cilindro, y si los dos extremos del cilindro se juntan nuevamente, se obtiene un “torus” ̶ , ideal para una metáfora del universo sin comienzo ni fin, como el que la mayoría de los científicos y físicos postulan hoy día, en el que todo está conectado; y tomé una pequeña rebanada del mismo para la exposición.
En su totalidad la exposición y los resquicios no mostrados en la misma, podría ser una representación ̶ o una caricatura ̶ del proceso de entender el mundo a través de varios de los cuestionamientos contemporáneos en los que estoy interesado, cuestiones que al mismo tiempo nos impiden tener una perspectiva más amplia del mundo.
De la misma manera que muchas obras del esfuerzo humano han sido para mí una continua fuente de inspiración, deseo que la exposición pueda servir al espectador como una piedra para saltar a través de un archipiélago de misterios, como un par de alas para imaginar mundos nuevos, o como un velamen en nuestro interminable viaje a la búsqueda del no-lugar. Un sitio imposible siempre lejano, más allá del mar, más allá de El Sur.
(Del inglés: Binder & Haupt)
Pat Binder & Gerhard Haupt
Iniciadores, directores y editores de Universes in Universe - Mundos del Arte. Viven en Berlín, Alemania.
Yoi Kawakubo: El Sur
Kawakubo ha vivido en diferentes partes del mundo y ha creado obras que investigan el papel y el significado de territorios divididos y revalorizados, analizando problemáticas de identidad, sacudidas por divisiones de lengua.
En su obra para la Trienal de Yokohama, el artista superpone su propia historia personal sobre “El Sur” como metáfora de tierras y utopías desconocidas.
Trienal de Yokohama 2017
Islas, Constelaciones & Galápagos
4 agosto - 5 noviembre 2017
Museo de Arte de Yokohama
Yoi Kawakubo
* 1979 Toledo, España. Vive y trabaja en Londres, Reino Unido.
La obra "El Sur" está compuesta por:
Slice of a torus for Terra Australis
Acuarela, lámina dorada, tinta sobre papel, acero coloreado.
360 cm x 180 cm x 145 cm
Atlas’ Walls
Paredes del museo lijadas y pulidas dando la forma de un gráfico de economía.
900 cm x 450 cm
Imaginary lines #2 (Gibraltar Strait North/South)
Díptico
155 cm x 195 cm cada fotografía
pigmento de archivo montado en panel
The Kingdom of a Thousand Suns / Camera Lucida
160 cm x 190 cm x 360 cm
Impresión Lambda sobre película acrílica, luces LED, espuma de uretano, placa de plomo, madera, papel.
to dig a hole #2
Video (color, stereo), tierra
4 min
Vea también:
Especial de UiU: Trienal de Yokohama 2017