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Retrospectiva de la artista mexicana (1934 - 2010), Museo de Arte Moderno, México. In Memoriam.
Por Graciela Schmilchuk | dic 2010De repente es un tamborazo, luego un eco, luego un destello. Vivo en una especie de movimiento perpetuo que a veces es incómodo porque no produzco una obra continua en la que se puedan identificar mis pasos.
H.E. 1992
La trayectoria de Helen Escobedo condensa, como ninguna otra, todas las búsquedas del arte contemporáneo. Viajera incansable y artista informada, ninguna tendencia se le escapado. Con libertad, tomó de cada una lo que le servía. Ha sido una de las primeras en abordar en México la destrucción del medio ambiente en el arte, así como en utilizar materiales naturales de desecho en sus obras. Lo fue asimismo en la práctica de un conceptualismo antisolemne a través de instalaciones efímeras para sitio específico.
Imaginación desbordada, irreverente ante las reglas del arte, creó con humor y jugó con lo imposible, lo irracional, los mitos y las cosas de la vida cotidiana. Como los poetas y los niños, jugó con lo que normalmente se contradice y se excluye.
La exposición en el Museo de Arte Moderno de México que Helen Escobedo todavía pudo realizar a pocos meses de su fallecimiento, propuso una mirada en perspectiva de algunos procesos, utopías, proyectos y aventuras en su trayectoria, aspirando a documentar su propia mirada, sus audacias, sin traicionar del todo su poética.
El discurso curatorial puso de manifiesto no sólo los conjuntos de obras consagradas sino también aquellas menos conocidas, la documentación de los procesos creativos, así como la experimentación de Escobedo, los aspectos “inestables”, precisamente los que la caracterizaron como única artista contemporánea de su generación, así estimada por los jóvenes creadores de la actualidad.
La muestra se organizó alrededor de los siguientes núcleos:
PRINCIPIO Y FIN: BRONCES
Mientras en la ciudad de México iniciaba en 1951 el movimiento de La Ruptura, Escobedo
estudiaba en el Royal College of Art, en Londres, donde aprendió sólidas técnicas tradicionales de dibujo figurativo y de modelado para fundir en bronce.
De regreso, demasiado joven y desfasada de los artistas de La Ruptura – aunque compartía sus ideas – haría esculturas figurativas durante diez años. Más que el volumen, trabajó el espacio que lo horada, los indicios arquitectónicos, la textura irregular sobre la que juega la luz, lo más inmaterial y expresivo de la técnica. En esta etapa inicial y de búsqueda, entre 1955 y 1966, sus influencias más distintivas fueron las de Giacometti y Germaine Richier.
UTOPÍA
En Mathias Goeritz y en los textos de Ida Rodríguez Prampolini, Helen encontrará eco a sus inquietudes acerca de la integración plástica y del concepto del arte como trabajo y servicio a la sociedad, incluido el potencial de los diseños. Esta utopía se afianza durante la colectivización febril, la solidaridad de pares, el cuestionamiento de las políticas institucionales de su experiencia del 68 dentro de la UNAM, como Directora de Artes Plásticas y como miembro fundador de los Salones Independientes. Sentía que la creación podía ser colectiva.
Así vivió el movimiento y su resaca. Así haría numerosos proyectos de muros dinámicos y ambientaciones escultóricas hechos con planchas de triplay laqueadas, unos realizados, otros no, así como serigrafías, técnica privilegiada de reproducción múltiple, en las que plasmó reflexiones sobre el crecimiento urbano desmedido, la publicidad, la arquitectura o el diseño.
ESCULTURA MONUMENTAL
En los años setenta y ochenta un amplio sector de artistas pensaba que incidir en la percepción del espacio urbano contribuiría a transformar la calidad de vida. Esa fue la tendencia internacional que concibió la abstracción monumental como su icono, con la aspiración de añadir valor al espacio público. Dos de las estructuras favoritas de la artista son marcos y tubos, erguidos o acostados. Le permitieron modelar el vacío más que los llenos, entrar y salir, jugar con la luz y el color, y lograr obras visualmente ligeras.
Sin embargo, la realización de esculturas en espacios públicos mantuvo ambivalente a Escobedo, le hizo producir reflexiones visuales llenas de humor acerca de los monumentos en el país y especulaciones gráficas enfocadas cada vez más hacia lo absurdo de imponer obras permanentes, y la condujo a una mayor desmaterialización, al arte cada vez más conceptual.
TODOS LOS ESPACIOS
De la escultura al arte ambiental y de éste a la arquitectura fue un movimiento de extensión propio de la audacia de Escobedo y de tiempos en que las fronteras entre géneros y técnicas se desmoronaban. Por muros, pasajes, puertas o ventanas la relación afuera-adentro-afuera es un puro fluir. Hay elementos geométricos y orgánicos, toscos y refinados, ámbitos íntimos y colectivos, sin pretensión de ingresar a la historia de la arquitectura.
Ambientes totales
Escobedo diseñó, en diálogo con los usuarios, puertas, corredores, oficinas, ambientes (instalaciones) bi y tridimensionales que hacían vibrar el aire, la luz y los colores. Evocaciones de bosques, mar, música, plantas, o abstracción rítmica, para introducir la diferencia en un mundo de rutina.
Paraísos familiares
Es arquitectura emocional centrada en las atmósferas que cada quien necesita (hecha de espacio, luces y sombras, texturas, colores, paisajes). Cada forma es tratada como escultura. Arquitecta “descalza”, Escobedo intercambia ideas con el constructor, con los albañiles y los carpinteros. El interior lo es todo.
DESMATERIALIZACIÓN Y FUGACIDAD
Conceptual, se dirige a todos sin hermetismos, va más allá de los lenguajes que domina sin traicionarse; el otro, para ella es un nosotros, que en cada obra forma comunidad. Pionera en México de la creación sobre problemas ecológicos, - sin por ello hacer arte ecológico, ya que éste aspira a transformar condiciones dadas de manera duradera -, Escobedo, lo hace sólo por unas semanas, ofreciendo el don de otra mirada.
Quizás el lugar por excelencia de Escobedo no sea el espacio físico ni el objeto, sino aquel donde se construyen la experiencia y la memoria colectiva, ahí aspira a inscribir la huella de su obra aceptando la pérdida y la fugacidad.
Graciela Schmilchuk
Historiadora del arte graduada en la Universidad de Buenos Aires. Investigadora en el Centro Nacional de Artes Plásticas (INBA) en la ciudad de México desde 1985.
Curaduría e investigación:
Graciela Schmilchuk
Coordinación curatorial:
Iñaki Herranz
Diseño museográfico:
Rodrigo Luna
Diseño gráfico:
Vladimir Zambrano
Libro sobre su obra:
Helen Escobedo: Pasos en la arena
Por Graciela Schmilchuk
Ed. DGE-Turner, CNCA, UNAM, Madrid-México 2002, 272 pp.
Helen Escobedo, Footsteps In The Sand
Ed. Turner, Madrid-México, 2005, 272 pp.
ISBN (Mexico):
84-7506-515-5
ISBN (Europe):
968- 5011-20-6
Helen Escobedo
A escala humana
29 abril - 15 sept. 2010