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Pop Chicha from Peru. Chaos and restoration of the Peruvian identity in the work of the artist.
By Paz Guevara | Jan 2011La obra del artista peruano Fernando Gutiérrez presenta una saga de héroes locales al estilo de lo que el artista denomina un pop chicha [1], un estilo híbrido y mestizo, donde las técnicas tradicionales de la pintura, de la fotografía y del video asumen los tópicos de la bullente cultura popular peruana. Fernando Gutiérrez es uno de los representantes más jóvenes y originales de este pop andino, el que desde unas décadas se viene desarrollado como respuesta restauradora a las fracturas identitarias de una de las metrópolis modernas más multiétnica, bullente y caótica de América del Sur, de Lima, en Perú. [2]
En su pintura más temprana, de principios del 2000, Gutiérrez se retrataba con un traje rojo y capa turquesa para representar a un héroe urbano inventado, llamado Super Chaco. Utilizando la paleta de Cézanne, aprendida en sus estudios de pintura en la Universidad Católica de Lima, el artista componía escenas pictóricas donde este héroe aparecía entre policías, monjas, músicos y bandoleros, salvando a cristos robados, previniendo a la población de consumir helados hechos con agua sucia o interviniendo en los conflictos de discriminación entre chinos y no chinos, entre otras aventuras. Lima era nombrada como Ciudad Caótica (a diferencia de la <emphasize>Ciudad Gótica</emphasize> de Batman) y era el lugar donde se desplegaban los nuevos micro-mundos de un mestizaje <emphasize>chicha</emphasize> y una estética del inmigrante. Así el héroe es retratado recurrentemente en los restaurant <emphasize>chifa</emphasize> de comida chino-peruana, almorzando tallarines orientales junto a la dorada bebida peruana Inca Kola, la que hace evidente honor al Imperio Inca pre-colombino.
En la obra más reciente de Gutiérrez, comisionada para la muestra "Menos Tiempo que Lugar" , un nuevo héroe toma el protagonismo de su obra. Un héroe encontrado. Mientras el artista tomaba fotos en el mercado de Lima ve pasar por su lente al vivo retrato del Almirante Miguel Grau, el héroe peruano de la Guerra del Pacífico ocurrida en 1879 entre Perú y Chile. Con bigotón, patillas y abrigo de almirante, el bisnieto de Grau parecía la verdadera estampa de su bisabuelo. Gutiérrez invita al nuevo Grau a emprender un viaje a Chile para visitar los sitios históricos de la guerra perdida y recuperar sus símbolos, aunque con la ironía del simulacro y la copia. Tal como señala Alfons Hug, curador de "Menos Tiempo que Lugar", respecto a esta obra: "Ya que es imposible corregir la historia, por lo menos se le puede dar una vuelta de tuerca irónica". [3]
El motivo del viaje, que Gutiérrez interpreta siguiendo la lectura del libro El Héroe de las Mil Caras de Joseph Campbell, se inicia cuando el héroe emprende una travesía fuera de su comunidad de origen, cruzando el umbral de lo familiar hacia un mundo desconocido. Tras sobrepasar un camino lleno de pruebas y aventuras, el héroe aumenta su nivel de conciencia y conocimiento, retornando finalmente a su comunidad como un sujeto diferente, siendo maestro de dos mundos y con la experiencia y conocimiento para transformar a su sociedad.
De este modo, Gutiérrez estructuró un viaje para trabajar las heridas de su país junto a su propio crecimiento como artista. Durante el viaje de 3.000 kilómetros entre Lima (Perú) y Talcahuano (Chile), realizó un video, fotografías y performances en varios de los pueblos costeros. Por primera vez Gutiérrez utilizó el lenguaje documental, realizando un video en el que el propio medio constituía el método probatorio de la veracidad del héroe y su periplo. Como una especie de road movie, sus protagonistas aparecen cruzando la frontera de su país, arriba de una vieja furgoneta VW amarilla, enfrentando las dificultades del camino y sus propias metamorfosis. A diferencia del clásico héroe norteamericano, el héroe chicha no busca guardar el orden social, sino transformarlo.
Utilizando una mezcla entre técnicas fotográficas del siglo diecinueve y las técnicas digitales actuales, Gutiérrez realiza también una serie de fotografías blanco y negro, coloreadas digitalmente y vueltas a imprimir bajo el negativo blanco y negro. El resultado constituye una representación pop densa, chicha, cargada de varias capas de grises y de color, de historia y de actualidad, articuladas en un sincretismo técnico e iconográfico.
El concepto de un pop chicha, propuesto por Gutiérrez, implica un pop diferente al pop norteamericano. Lo chicha es un suplemento, una diferencia y un elemento intruso al estilo pop original, donde la Inca Kola sustituye a la Coca Cola, la Ciudad Caótica a la Ciudad Gótica y los tallarines chinos a la sopa Campbell. Lo chicha corresponde a la inclusión infrenable de la cultura popular peruana: desde los íconos del caído Imperio Inca pre-colombino, las imágenes religiosas de la tradición colonial (y las subversiones a ellas), los elementos republicanos de la guerra hasta los signos de la inmigración asiática reciente.
El curador peruano Gustavo Buntinx contextualiza a este pop mestizo como una estrategia fértil, restauradora y crítica: "Una fricción creativa en la que lo subalterno irrumpe –interrumpe– en cualquier ilusión de continuidad sin fisuras entre las culturas dominantes del centro y de la periferia. (…) Estrategias friccionantes cuyo principio dinamizador es no reprimir sino productivizar las diferencias. Dentro de esa perspectiva se inscribe una variedad de gestos y obras punzantes de la plástica peruana en las últimas décadas". [4].
El pop chicha como estilo local reivindica así la diferencia de lo latinoamericano y su capacidad de generar un lenguaje propio que no sea la mera asimilación de modelos internacionales. Como Ticio Escobar ha señalado, la modernidad periférica constituye un tema central en el debate sobre el arte latinoamericano desde sus inicios [5]. La fusión y sincretismo que surge de estas imágenes abre un espacio para reunir los pasados irresueltos y los elementos históricos a la deriva, asi como un tiempo para restaurar la intrincada identidad local.
Notas:
Paz Guevara
Writer and curator from Chile. Lives in Berlin, Germany, and Latin America.